Palabras Autorizadas: María Eugenia Sanchez

El proyecto de conservación y digitalización de El Cooperativista llevado a cabo por la Biblioteca Popular “La Bicicleta” y su donación de los ejemplares originales al Archivo Histórico Municipal, es de gran trascendencia para nuestra comunidad y guarda gran valor histórico. Todo ello porque implica, a grandes rasgos, preservar parte de nuestro patrimonio y contribuir a su accesibilidad, ampliando las fronteras para su consulta. Con esto último, se derriban las dificultades que se podían encontrar para su consulta y estudio.

En consecuencia y en lo que compete al campo historiográfico, la utilización de la publicación de la cooperativa “La Caroyense” como fuente histórica es novedosa e interesante y, sin lugar a dudas, guarda mucho potencial. Su estudio realizará grandes aportes a la historia local como también significativas contribuciones al conocimiento histórico.

Desde mi humilde lugar, pasaré a comentar brevemente mi experiencia con la publicación. Durante el año 2015 consulté los primeros números de El Cooperativista como parte de mi trabajo con fuentes a fin de realizar mi trabajo final de licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Dicha tesis se tituló Sociabilidad pueblerina en Colonia Caroya, provincia de Córdoba. El caso del Club Juventud Agraria Colón (CJAC) durante sus años fundacionales, 1932-1942 y fue defendida en mayo de 2016. En mi caso, utilicé el periódico para reconstruir, principalmente, las trayectorias de los dirigentes del club agrario. Esto último debido a que durante estas primeras ediciones se dedicó un apartado especial para narrar “la historia” del club. A partir de allí pude observar y analizar las relaciones y movimientos de una élite local que transitó tanto por la cooperativa como por el club. Vale recordar que el CJAC y la cooperativa fueron entidades ligadas a la Federación Agraria Argentina durante los años treinta. Por lo tanto, sus socios y accionistas (en el caso de “La Caroyense”) compartieron algo más que el ser vecinos y familiares. Desde ambas instituciones, ampliaron el espacio público caroyense e incentivaron algunas transformaciones que vivía la sociedad de entonces. Por ejemplo, en lo que hace a las relaciones entre géneros, clases e interétnicas. Todo lo cual reveló una sociedad que estaba cambiando, proceso en el que la cooperativa y el club fueron escenarios desde donde se puede observar ese dinamismo.

Otras pesquisas que consultaron el periódico también son muestras de su gran valor y de la importancia que conlleva de su preservación. Por lo tanto, la acción emprendida por la biblioteca “La Bicicleta” es un trabajo responsable y de calidad para el ámbito académico y científico. De esta manera se facilita su acceso para que sean abordados desde múltiples campos y miradas. Por último y, a mi consideración lo más importante, es un compromiso invaluable con nuestra memoria colectiva. Necesario para que como comunidad caroyense profundicemos y complejicemos nuestras miradas acerca de nuestro pasado.

Por todo ello, felicitaciones a la Biblioteca Popular “La Bicicleta” por la tarea realizada, por el espíritu colectivo, honesto y comprometido con lo público, con lo que es de todas y todos. A ellos y ellas, gracias por revalorizar y proteger parte de nuestro pasado, de nuestra memoria, en tiempos en que nos prefieren desmemoriados e individualistas.